Durante el mes de noviembre estamos conversando con nuestro grupo de La Liga (13 y 14 años) y GZ (15 a 17 años) sobre las redes sociales en un ciclo de temas llamado 'Sin Filtro'.
El material que estamos usando incluye un 'boletín para padres' con un resumen e ideas prácticas que queremos compartir a continuación...
Seguro estarás
familiarizado con las selfies, el selfie stick, los hashtags, las apps y, por
su puesto, los filtros. Los filtros son maravillosos. Lo que hacen es
básicamente cambiar la forma en que vemos las cosas en una imagen. Un click y
puedes hacer que tu foto se vea más brillante, opaca, antigua o sobreexpuesta.
Incluso puedes modificar la forma de tus ojos, el color de tu pelo, o cambiar
rostros con otra persona. En la antigüedad esto podría llamarse magia, pero hoy
es lo más normal. Tomas una foto y automáticamente comienzas a buscar el filtro
que te gusta más.
Pero, en el proceso de
postear y publicar nuestras vidas online, hay otras cosas que se filtran
también. Quizás incluso cosas que no deberían, como la forma en que nos vemos a
nosotros mismos, nuestras palabras u otras personas. Cuando no podemos ver una
situación con claridad, es fácil olvidar el poder que tienen nuestros posts y
fotos.
Aunque la Biblia no diga
mucho sobre cuál filtro de Instagram usar, si nos da muchos consejos útiles a
la hora de manejar nuestra vida social online. Mientras vamos revisando lo que
este antiguo libro tiene para enseñarnos de la vida social online, podría ser
que nos encontremos con que el plan de Dios no es que usemos menos las redes sociales, pero que
disfrutemos más a medida que vamos
aprendiendo como usar los filtros correctos a lo que hacemos y decimos online.
Traducido y adaptado con permiso del
libro El Click correcto: guiando a tu
hijo adolescente en un mundo de redes sociales. (del original: ‘Right
Click: Parenting your teenager in a digital media world) de Kara Powell, Art
Bamford y Brad M. Griffin
Muy a menudo
los padres sienten que sus hijos están unidos a sus celulares, revisando constantemente sin despegar los ojos de la
pantalla. Puede ser enervante. Pero antes de juzgar a nuestros hijos o insistir
en que ‘suelten esa cosa’, tenemos que entender lo que los motiva constantemente a revisar las redes sociales. En el instituto
de Fuller para la juventud, nos gusta una frase que es ‘Hay una creencia detrás de cada comportamiento’. Al identificar
las motivaciones de nuestros hijos, podemos empatizar antes de buscar soluciones.
Sin esta empatía, nuestras conversaciones sobre límites, reglas y buenas
decisiones pierden importancia para ellos.
Los
adolescentes están en una etapa de sus vidas donde comienzan a formar su
identidad propia. La pregunta ‘¿Quién soy?’ es la música de fondo a través de
las vueltas de la adolescencia. Ellos trabajan la respuesta a esta pregunta a
través de relaciones y a través de mucha experimentación.
Entonces, ¿porqué nuestros adolescentes revisan
constantemente las redes sociales? ¿Porqué les preocupa tanto los likes o
publicaciones de sus amigos? Hemos encontrado útil pensar en las redes sociales
como la versión moderna del patio del colegio (o la hora de almuerzo)
La hora del
recreo o del almuerzo en el colegio es algo así como el laboratorio donde los
jóvenes experimentan. Es un laboratorio social. Para los adultos, el recreo es
para comer y descansar. Para los adolescentes, puede ser el momento definitorio
del día completo. Cada tiempo ‘libre’ es la oportunidad de probar su identidad,
observar, modificar la formula y prepararse para probar una nueva versión de
ellos mismos al día siguiente.
Como adultos, a veces subvaloramos
como una rápida revisión de las redes sociales puede funcionar mucho como la
revisión del patio o el lugar del almuerzo. Los adolescentes tienen un sistema muy sofisticado de sistemas sociales en
las redes sociales, que quizás nosotros no vemos fácilmente. Muchos de estos
‘códigos’ son no-verbales, el equivalente a mil palabras en una imagen. Por eso
los fenómenos como los emoji y compartir selfies prenden tan fácilmente y
siguen evolucionando. Es por eso también que es tan importante para ellos
monitorear todos los likes, comentarios y vistas. Y la ironía de la analogía
del recreo es que regularmente nuestros adolescentes están usando las redes
sociales en el recreo y la hora de almuerzo.
Resulta que la
necesidad de conectarse de nuestros adolescentes hoy está motivada por la misma
necesidad que nos movía a nosotros años atrás, pero con nuevas formas de
tecnología. Y así como tu solías conversar con tus amigos a través del teléfono
de la casa –quizás incluso uno de esos que estaban fijos al muro con un largo
cable– la necesidad básica de conectarse se mantiene.
En otras
palabras, nuestros hijos son muy parecidos a nosotros después de todo. Mientras
más entendamos esa realidad, más podremos ayudar a nuestros hijos a descubrir
su identidad a través de las relaciones –incluso aunque esas relaciones se
desarrollen de forma digital. Ellos están recorriendo el camino en el único
mundo que han conocido, uno digitalmente conectado.
Como padres, es tentador preguntarnos si nuestro rol con respecto a las
redes sociales es quedarnos al margen, pero no hay razón para dejar pasar esta oportunidad.
Esta semana, intenta descargar las
aplicaciones de las redes sociales que usan tus hijos y hazte una cuenta. La
meta es conocer la aplicación y su vocabulario específico.
Por supuesto, como con todas las cosas, hay algunas reglas básicas que
harán tu experiencia más agradable:
1. Deja que tu hijo sepa que quieres hacerte una cuenta y pídele ayuda para
hacerlo.
2. Decide cuál será tu participación como padre en la redes sociales, si serás
sólo un observador o si participarás posteando y compartiendo cosas. Recuerda:
la meta no es avergonzar a tu hijo, si no que entender mejor su mundo.
3. Tal como sucede al empezar un nuevo trabajo o estar en una nueva comunidad,
algunas cosas no tendrán mucho sentido. Intenta no frustrarte y ser paciente
mientras logras entender la cultura de esta red social y como funcionan las
cosas.